Consagración Total a Jesús por María: Día 24

EN QUÉ CONSISTE LA CONSAGRACIÓN A JESÚS POR MARÍA, 2DA. PARTE.

Tomado del libro: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort, 152- 164.

Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios, es decir, a la santidad.

1. Es un camino fácil: Es un camino que Jesús ha recorrido viniendo a nosotros, y en que no se encuentra ningún tropiezo para llegar a Él. Es verdad que es posible llegar a la unión con Dios por otros caminos, pero será pasando por muchas más cruces y a través de muchas más dificultades, difíciles de vencer.

2. Es un camino corto: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino corto para hallar a Jesucristo, ya sea porque en él no hay extravíos, ya sea porque por él se camina con más gozo y facilidad y, por tanto, con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y dependencia de María, que en años enteros de propia voluntad y de apoyo sobre sí mismo.

3. Es un camino perfecto: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino perfecto para unirse a Jesucristo, ya que María es la más perfecta y la más santa de las criaturas, y Jesucristo que vino perfectamente a nosotros, no tomó otro camino para su grande y admirable viaje. El Altísimo, el Inaccesible, El que es… ha querido venir a nosotros, que nada somos. ¿Cómo? Jesús ha descendido perfecta y divinamente hasta nosotros a través de María, sin perder nada de su divinidad ni de su santidad. Por tanto: por María deben los más pequeños subir perfecta y divinamente al Altísimo sin temor alguno.

4. Es un camino seguro: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino seguro para ir a Jesucristo y adquirir la perfección uniéndose a El. Esta devoción no es nueva, y si bien no es común, es porque es demasiado preciosa para ser saboreada y practicada por todo el mundo. Esta devoción es un medio seguro para ir a Nuestro Señor, porque es propio de la Santísima Virgen el conducirnos seguramente a Jesucristo, como lo es de Jesucristo llevarnos seguramente al Padre Eterno.


Por liberación, sanación y protección

Salmo 34 (35): Súplica contra los perseguidores injustos

Ant. Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.

Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea contra los que me hacen guerra; empuña el escudo y la adarga, levántate y ven en mi auxilio; di a mi alma: «Yo soy tu victoria.»

Y yo me alegraré con el Señor, gozando de su victoria; todo mi ser proclamará: «Señor, ¿quién como tú, que defiendes al débil del poderoso, al pobre y humilde del explotador?»

Se presentaban testigos violentos: me acusaban de cosas que ni sabía, me pagaban mal por bien, dejándome desamparado.

Yo, en cambio, cuando estaban enfermos, me vestía de saco,

me mortificaba con ayunos y desde dentro repetía mi oración.

Como por un amigo o por un hermano, andaba triste,

cabizbajo y sombrío, como quien llora a su madre.

Pero, cuando yo tropecé, se alegraron, se juntaron contra mí y me golpearon por sorpresa; me laceraban sin cesar, cruelmente se burlaban de mí, rechinando los dientes de odio.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.


Oraciones propias del día

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

¡Ven Espíritu Santo! Ven por medio de la poderosa intercesión del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, tu Amadísima Esposa.

¡Ven Espíritu Santo! Ven por medio de la poderosa intercesión del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, tu Amadísima Esposa. ¡Ven Espíritu Santo! Ven por medio de la poderosa intercesión del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, tu Amadísima Esposa.

Orar y meditar: Letanías de Nuestra Señora / Oración a Nuestra Señora / Gloria / Dulce Madre.


LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad: Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, óyenos: Cristo, oyénos
Cristo, escúchanos: Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial: Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo: Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo: Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios: Ten misericordia de nosotros
Santa María: Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios: Ruega por nosotros
Santa Virgen de las Virgenes: Ruega por nosotros
Madre de Cristo: Ruega por nosotros
Madre de la Iglesia: Ruega por nosotros
Madre de Misericordia: Ruega por nosotros
Madre de la divina gracia: Ruega por nosotros
Madre de esperanza: Ruega por nosotros
Madre purísima: Ruega por nosotros
Madre castísima: Ruega por nosotros
Madre siempre Virgen: Ruega por nosotros
Madre inmaculada: Ruega por nosotros
Madre amable: Ruega por nosotros
Madre admirable: Ruega por nosotros
Madre del buen consejo: Ruega por nosotros
Madre del Creador: Ruega por nosotros
Madre del Salvador: Ruega por nosotros
Madre de misericordia: Ruega por nosotros
Virgen prudentísima: Ruega por nosotros
Virgen digna de veneración: Ruega por nosotros
Virgen digna de alabanza: Ruega por nosotros
Virgen poderosa: Ruega por nosotros
Virgen clemente: Ruega por nosotros
Virgen fiel: Ruega por nosotros
Espejo de justicia: Ruega por nosotros
Trono de la sabiduría: Ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría: Ruega por nosotros
Vaso espiritual: Ruega por nosotros
Vaso digno de honor: Ruega por nosotros
Vaso de insigne devoción: Ruega por nosotros
Rosa mística: Ruega por nosotros
Torre de David: Ruega por nosotros
Torre de marfil: Ruega por nosotros
Casa de oro: Ruega por nosotros
Arca de la Alianza: Ruega por nosotros
Puerta del Cielo: Ruega por nosotros
Estrella de la mañana: Ruega por nosotros
Salud de los enfermos: Ruega por nosotros
Refugio de los pecadores: Ruega por nosotros
Consuelo de los migrantes: Ruega por nosotros
Consoladora de los afligidos: Ruega por nosotros
Reina de los Ángeles: Ruega por nosotros
Reina de los Patriarcas: Ruega por nosotros
Reina de los Profetas: Ruega por nosotros
Reina de los Apóstoles: Ruega por nosotros
Reina de los Mártires: Ruega por nosotros
Reina de los Confesores: Ruega por nosotros
Reina de las Virgenes: Ruega por nosotros
Reina de todos los Santos: Ruega por nosotros
Reina concebida sin pecado original: Ruega por nosotros
Reina asunta a los Cielos: Ruega por nosotros
Reina del Santísimo Rosario: Ruega por nosotros
Reina de las familias: Ruega por nosotros
Reina de la paz: Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Ten misericordia de nosotros  
  Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María,  la Virgen, líbranos de las tristezas y de este mundo y concédenos las alegrías del Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amén!  

Oración a Nuestra Señora de San Luis María Grignion de Montfort.

¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Eres toda mía por misericordia, y yo soy todo tuyo por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo, me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros. Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir, desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios, y plantar y levantar y producir todo lo que le guste.

La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva, no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. ¡Amén!

Gloria

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Dulce Madre

Dulce Madre, no te alejes. Tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto como verdadera Madre cúbreme con tu manto, y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *