Consagración Total a Jesús por María: Día 25

EN QUÉ CONSISTE LA CONSAGRACIÓN A JESÚS POR MARÍA, 3ERA. PARTE.

Tomado del libro: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort, 213- 225.

Recuerda que, si eres fiel a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción, tendrán lugar los efectos siguientes:

• Efecto 1º: El Espíritu Santo te dará por medio de María, su amada Esposa, luz para conocer lo malo de ti, tu corrupción e incapacidad para todo bien cuando te alejas de Dios, autor de la naturaleza y de la gracia. Con este conocimiento, tendrás iluminación de conciencia y te entregarás totalmente a Dios. Al final, la humilde María te hará partícipe de su profunda humildad, para que nunca desprecies a nadie y soportes el menosprecio de los demás hacia ti.

• Efecto 2º: La Santísima Virgen te dará parte de su fe, que fue sobre la tierra más grande que la fe de todos los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles y de todos los Santos.

• Efecto 3º: Esta Madre del Amor quitará de tu corazón todo escrúpulo y todo temor adulador hacia las personas con poder o dinero.

• Efecto 4º: La Santísima Virgen te llenará de una gran confianza en Dios y en ella misma, porque ya no te acercarás Jesucristo por ti mismo, sino por medio de ella.

• Efecto 5º: El alma de la Santísima Virgen se te comunicará para glorificar al Señor. Su espíritu entrará en el lugar del tuyo, para alegrarse en Dios, el Salvador.

• Efecto 6º: Si cultivamos bien a María, que es el árbol de la vida en nuestra alma, siguiendo con fidelidad la práctica de esta devoción, ella dará su fruto en su tiempo, y este fruto suyo es Jesucristo que nacerá en el pobre pesebre de nuestro corazón.

• Efecto 7º: Por medio de esta práctica, si la observas fielmente, darás a Jesucristo más gloria en un mes, que, de ninguna otra manera, por más difícil que sea, en muchísimos años.


Por liberación, sanación y protección

Salmo 36 (37): La verdadera y la falsa felicidad

Ant. Confía en el Señor y sigue su camino.

No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal:

se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán.

Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad;

sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará: hará brillar tu justicia como el amanecer; tu derecho, como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él, no te exasperes por el hombre que triunfa empleando la intriga:

cohíbe la ira, reprime el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal;

porque los que obran mal son excluidos, pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está;

en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante.

El malvado intriga contra el justo, rechina sus dientes contra él;

pero el Señor se ríe de él, porque ve que le llega su hora.

Los malvados desenvainan la espada, asestan el arco,

para abatir a pobres y humildes, para asesinar a los honrados;

pero su espada les atravesará el corazón, sus arcos se romperán.

Mejor es ser honrado con poco que ser malvado en la opulencia;

pues al malvado se le romperán los brazos, pero al honrado lo sostiene el Señor.

El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre;

no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán;

pero los malvados perecerán, los enemigos del Señor

se marchitarán como la belleza de un prado, en humo se disiparán.

El malvado pide prestado y no devuelve, el justo se compadece y perdona.

Los que el Señor bendice poseen la tierra, los que él maldice son excluidos.

El Señor asegura los pasos del hombre, se complace en sus caminos;

si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano.

Fui joven, ya soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado,

ni a su linaje mendigando el pan.

A diario se compadece y da prestado; bendita será su descendencia.

Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa;

porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados, la estirpe de los malvados se extinguirá;

pero los justos poseen la tierra, la habitarán por siempre jamás.

La boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho;

porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan.

El malvado espía al justo e intenta darle muerte;

pero el Señor no lo entrega en sus manos, no deja que lo condenen en el juicio.

Confía en el Señor, sigue su camino; él te levantará a poseer la tierra,

y verás la expulsión de los malvados.

Vi a un malvado que se jactaba, que prosperaba como un cedro frondoso;

volví a pasar, y ya no estaba; lo busqué, y no lo encontré.

Observa al honrado, fíjate en el bueno: su porvenir es la paz;

los impíos serán totalmente aniquilados, el porvenir de los malvados quedará truncado.

El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro;

el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva,

porque se acogen a él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Confía en el Señor y sigue su camino.


Oraciones propias del día

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Ven, Espíritu Santo, abre mis oídos para escuchar tu Palabra. Ven Espíritu Santo, abre mi mente para entenderla. Ven, Espíritu Santo, abre mi corazón para guardarla. Ven, Espíritu Santo, y abre mi boca para proclamarla. Ven, Espíritu Santo, y toca mi vida para llegar a la santidad. ¡Amén!

Orar y meditar: Letanías de Nuestra Señora / Oración a Nuestra Señora / Gloria / Dulce Madre.


LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad: Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, óyenos: Cristo, oyénos
Cristo, escúchanos: Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial: Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo: Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo: Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios: Ten misericordia de nosotros
Santa María: Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios: Ruega por nosotros
Santa Virgen de las Virgenes: Ruega por nosotros
Madre de Cristo: Ruega por nosotros
Madre de la Iglesia: Ruega por nosotros
Madre de Misericordia: Ruega por nosotros
Madre de la divina gracia: Ruega por nosotros
Madre de esperanza: Ruega por nosotros
Madre purísima: Ruega por nosotros
Madre castísima: Ruega por nosotros
Madre siempre Virgen: Ruega por nosotros
Madre inmaculada: Ruega por nosotros
Madre amable: Ruega por nosotros
Madre admirable: Ruega por nosotros
Madre del buen consejo: Ruega por nosotros
Madre del Creador: Ruega por nosotros
Madre del Salvador: Ruega por nosotros
Madre de misericordia: Ruega por nosotros
Virgen prudentísima: Ruega por nosotros
Virgen digna de veneración: Ruega por nosotros
Virgen digna de alabanza: Ruega por nosotros
Virgen poderosa: Ruega por nosotros
Virgen clemente: Ruega por nosotros
Virgen fiel: Ruega por nosotros
Espejo de justicia: Ruega por nosotros
Trono de la sabiduría: Ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría: Ruega por nosotros
Vaso espiritual: Ruega por nosotros
Vaso digno de honor: Ruega por nosotros
Vaso de insigne devoción: Ruega por nosotros
Rosa mística: Ruega por nosotros
Torre de David: Ruega por nosotros
Torre de marfil: Ruega por nosotros
Casa de oro: Ruega por nosotros
Arca de la Alianza: Ruega por nosotros
Puerta del Cielo: Ruega por nosotros
Estrella de la mañana: Ruega por nosotros
Salud de los enfermos: Ruega por nosotros
Refugio de los pecadores: Ruega por nosotros
Consuelo de los migrantes: Ruega por nosotros
Consoladora de los afligidos: Ruega por nosotros
Reina de los Ángeles: Ruega por nosotros
Reina de los Patriarcas: Ruega por nosotros
Reina de los Profetas: Ruega por nosotros
Reina de los Apóstoles: Ruega por nosotros
Reina de los Mártires: Ruega por nosotros
Reina de los Confesores: Ruega por nosotros
Reina de las Virgenes: Ruega por nosotros
Reina de todos los Santos: Ruega por nosotros
Reina concebida sin pecado original: Ruega por nosotros
Reina asunta a los Cielos: Ruega por nosotros
Reina del Santísimo Rosario: Ruega por nosotros
Reina de las familias: Ruega por nosotros
Reina de la paz: Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo: Ten misericordia de nosotros  
  Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María,  la Virgen, líbranos de las tristezas y de este mundo y concédenos las alegrías del Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amén!  

Oración a Nuestra Señora de San Luis María Grignion de Montfort.

¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Eres toda mía por misericordia, y yo soy todo tuyo por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo, me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros. Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir, desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios, y plantar y levantar y producir todo lo que le guste.

La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva, no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. ¡Amén!

Gloria

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Dulce Madre

Dulce Madre, no te alejes. Tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto como verdadera Madre cúbreme con tu manto, y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!


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