Consagración Total a Jesús por María: Día 15

LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO.

«En ese momento algunos le contaron a Jesús una matanza de galileos. Pilato los había hecho matar en el Templo, mezclando su sangre con la sangre de sus sacrificios. Jesús les replicó: ¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás, porque corrieron semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo modo. Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Yo les aseguro que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, todos perecerán de igual modo» (Lucas 11, 1-3).


Por liberación, sanación y protección

Salmo 30 (31): Súplica confiada y Acción de Gracias

Ant. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte;

Por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.

En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás;

tú aborreces a los que veneran ídolos inertes, pero yo confío en el Señor;

tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.

Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro;

no me has entregado en manos del enemigo, has puesto mis pies en un camino ancho.

Piedad, Señor, que estoy en peligro: se consumen de dolor mis ojos, mi garganta y mis entrañas.

Mi vida se gasta en el dolor; mis años, en los gemidos;

mi vigor decae con las penas, mis huesos se consumen.

Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos,

el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de mí.

Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.

Oigo las burlas de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida.

Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.»

En tu mano está mi destino: líbrame de los enemigos que me persiguen;

haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.

¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles,

y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos!

En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas;

los ocultas en tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras.

Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia en la ciudad amurallada.

Yo decía en mi ansiedad: «Me has arrojado de tu vista»;

pero tú escuchaste mi voz suplicante cuando yo te gritaba.

Amad al Señor, fieles suyos; el Señor guarda a sus leales, y a los soberbios les paga con creces.

Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.


Oraciones propias del día

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén! Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. ¡Amén!

Orar y meditar: Letanías del Espíritu Santo / Oh, Señora mía / Bendita sea tu pureza / Gloria / Dulce Madre.


LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad:
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad:
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos:
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos:
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial:
Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo:
Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo:
Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios:
Ten misericordia de nosotros
Espíritu que procede del Padre y del Hijo:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu del Señor que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que das testimonio de Cristo:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que sobreviene a María:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu del Señor que llena todo el orbe:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de Dios que habita en nosotros:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de sabiduría y de entendimiento:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de consejo y de fortaleza:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de ciencia y de piedad:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de temor del Señor:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de gracia y de misericordia:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad:  
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de humildad y de castidad:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de benignidad y de mansedumbre:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de multiforme gracia:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que escrutas los secretos de Dios:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu en el cual renacemos:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de adopción de los hijos de Dios:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres:
Ilumínanos y santifícanos
Sednos propicio:
Perdónanos. Señor
Sednos propicio:
Escúchanos, Señor
De todo mal:
Líbranos, Señor
De todo pecado:
Líbranos, Señor
De tentaciones e insidias del demonio:
Líbranos, Señor
De la presunción y desesperación:
Líbranos, Señor
De la resistencia a la verdad conocida:
Líbranos, Señor
De la obstinación y de la impenitencia:
Líbranos, Señor
De la impureza de la mente y del cuerpo:
Líbranos, Señor
Del espíritu de fornicación:
Líbranos, Señor
De todo espíritu del mal:
Líbranos, Señor
Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo:
Te rogamos óyenos
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán:
Te rogamos óyenos
Por Tu advenimiento sobre los discípulos:
Te rogamos óyenos
En el día del juicio, nosotros pecadores:
Te rogamos óyenos    
Para que, así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él:
Te rogamos óyenos
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos:
Te rogamos óyenos
Para que, viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne:
Te rogamos óyenos
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne:
Te rogamos óyenos
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios:
Te rogamos óyenos
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz:
Te rogamos óyenos
Para que no creamos a todo espíritu:
Te rogamos óyenos
Para que probemos a los espíritus si son de Dios:
Te rogamos óyenos
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud:
Te rogamos óyenos
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano:
Te rogamos óyenos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Ten piedad de nosotros

Asístenos, te pedimos Señor, con la virtud del Espíritu Santo, para que purifique clemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amen!  

Oh, Señora mía

Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me entrego enteramente a ti. Y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día y para siempre: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón… En una palabra: ¡todo mi ser! Y ya que soy todo tuyo, oh, Madre de bondad, guárdame y protégeme como cosa y posesión tuya. ¡Amén!

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Gloria Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Dulce Madre

Dulce Madre, no te alejes. Tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto como verdadera Madre cúbreme con tu manto, y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!


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