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EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA AVANZAR EN NUESTRO CAMINO ESPIRITUAL
NOS PONEMOS EN PRESENCIA DEL SEÑOR
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
LECTURA BÍBLICA
“Ejercítate en la piedad” (1a Tim. 4, 7b)
- Ora: Santa Teresa de Ávila decía que orar es estar un momento a solas con Aquel que tanto te ama (cfr. Libro de la vida, 8).
Una de las prácticas que más te acercarán al Sagrado Corazón es tener un tiempo diario de oración a solas con Él. Estar en la presencia de Dios todos los días te dará seguridad, valentía y discernimiento para no desviarte ni a derecha, ni a izquierda; además, tu corazón comenzará a desear cada vez más los bienes del Cielo. Poco a poco te llevará al desapego de las cosas terrenales. - Haz ayuno, sacrificio y mortificación: Implican aprender a dominar tus sentidos y a abrazar la cruz. Todo sacrificio ofrecido en reparación al Sagrado Corazón, Jesús lo transforma en bendiciones. La penitencia y la mortificación purifican el corazón, ayudan a dominar la voluntad de los hombres, y los hace dóciles a las inspiraciones divinas.
- Confiesa tus pecados: Prepara tu corazón en el Sacramento de la Confesión. Allí recibirás gracias especiales para purificar tu alma y embellecerla. Una buena confesión purifica el corazón, limpia el alma de todo pecado, y aleja al demonio de tu vida, llevándote a la práctica heroica de la virtud. Si decides consagrar tu vida al Sagrado Corazón, una buena confesión es indispensable.
- Comulga: En la Santa Comunión nos unimos totalmente a Jesús. Mientras más estamos con Él, más lo conocemos y más lo amamos; por ello, comulgar despertará en ti un deseo grande de alcanzar la santidad cueste lo que cueste. Te dará hambre y sed de Dios. Con la Sagrada Comunión los débiles se hacen fuertes; los incrédulos aceptan con fe los Misterios Divinos; los perezosos se hacen diligentes y los soberbios se hacen humildes.
- Lee la Biblia: Medita el Evangelio, escudriña la Palabra de Dios. La Palabra de Dios encenderá el fuego divino en tu interior, lo cual te llevará a desear más a Dios, y a alejarte de las cosas del mundo. Las Escrituras abren los ojos del alma, y te conducen a un cambio de vida, te confieren fortaleza para que puedas tomar decisiones serias y radicales.
- Medita la pasión de Jesús: Jesús le dijo a Santa Faustina: “Una hora de meditación de Mi dolorosa Pasión tiene mayor mérito que un año entero de flagelaciones a sangre; la meditación de Mis dolorosas llagas es de gran provecho para ti y a Mí me da una gran alegría” (cfr. Diario de Santa Faustina, 369).
- Esfuérzate en conocer y amar mucho a la Santísima Virgen María: Ella fue la elegida para ser la madre de Cristo. Ella estuvo con Jesús en su encarnación, nacimiento, primer milagro, vida pública, muerte en la cruz, y en Pentecostés. María fue el Primer Apóstol del Sagrado Corazón, el Primer Sagrario y la Primera Adoratriz. Conocer más a María nos lleva a amarla.
TAREA DE HOY
Haz un calendario espiritual donde diariamente te comprometas a orar, a leer la Palabra (pueden ser las lecturas de la liturgia del día), a comulgar lo más seguido posible, a confesarte al menos una vez al mes, a meditar la pasión de Jesús a través de los misterios dolorosos del Santo Rosario, o la Coronilla de la Divina Misericordia, y a hacer algún sacrificio en reparación al Sagrado Corazón. Así mismo, todos los días haz un pequeño acto de consagración a María.
ORACIONES
Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, abre mis oídos para escuchar tu Palabra, abre mi mente para entenderla, abre mi corazón para guardarla, abre mi boca para proclamarla, y toca mi vida para llegar a la santidad. ¡Amén!
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. ¡Amén!
AVE MARÍA
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Amén!
CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. ¡Amén!
CORONILLA AL SAGRADO CORAZÓN
Se rezan cinco decenas en honor a: la agonía de Jesús en el huerto, la flagelación, la coronación de espinas, Jesús cargando la cruz, la crucifixión.
- Al principio de cada decena (en la cuenta del Padre nuestro) se recita: Jesús, manso y humilde de corazón: haz mi corazón semejante al tuyo.
- En las diez cuentas pequeñas (del Ave María) se repite: Sagrado Corazón de Jesús: ¡en Ti confío!
- Al final de cada decena (en vez del Gloria) se recita: Mansísimo y humildísimo Corazón de Jesús, dame la gracia de ser como Tú, humilde y manso de corazón.
- Al final de las 5 decenas, se continúa con las Letanías:
LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros: Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros: Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros: Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos: Cristo óyenos
Cristo escúchanos: Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial: Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo: Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo: Ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, templo santo de Dios: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, santuario de la Justicia y del Amor: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, en quien se hallan todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la divinidad: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, de cuya plenitud, todos hemos recibido: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, deseado de los eternos collados: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, generoso para todos los que le invocan: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, víctima por los pecadores: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, salvación por los que en ti esperan: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren: Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos: Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten piedad y misericordia de nosotros
Jesús, manso y humilde de Corazón: Haz nuestro corazón semejante al tuyo
ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Que el Sagrado Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar sea alabado, adorado y amado con afecto agradecido en todo momento, en todos los Tabernáculos del mundo hasta el fin de los tiempos. ¡Amén! (Hermanas Siervas del Corazón Inmaculado de María)
ACORDAOS, OH SAGRADO CORAZÓN
Acordaos, ¡oh, Sagrado Corazón de Jesús! de todo lo que habéis hecho por salvarnos. Acordaos del eterno e inmenso amor que habéis tenido por todos los hombres; que tu Corazón acoja a los que a Ti acuden y se conmueva ante nuestras debilidades. Llenos de confianza y amor, venimos a tu Corazón, como el corazón del mejor de los padres, del más fiel y bueno de los amigos. Recíbenos, ¡oh Corazón sagrado!, en tu infinita ternura; haznos sentir los efectos de tu amor; se nuestro apoyo, nuestro mediador ante nuestro Padre, y concédenos la fuerza en nuestra debilidad, consuelo en nuestras penas, y la gracia de amarte en el tiempo y de poseerte en la eternidad.
Corazón de Jesús, acudo a Ti porque eres mi refugio, mi esperanza; el remedio de todos mis males, el alivio de mis miserias, la reparación de todas mis faltas, la seguridad de todas mis peticiones, la fuente inagotable para mí, y para todos la luz, fuerza, constancia, paz y bendición. Estoy seguro de que no te cansarás de mí, y que no cesarás de amarme, protegerme y ayudarme, porque me amáis con un amor infinito. Ten piedad de mí, según tu gran misericordia, y haz de mí, por mí, y en mí todo lo que quieras, porque yo me abandono a tu Corazón con la entera confianza de que no me abandonarás jamás. ¡Amén!
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!