LA BIBLIA A TRAVÉS DE MARÍA DÍA 26

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Madre Santísima

Dios pudo salvar al mundo en cualquier forma que Él hubiera querido, pero encontró apropiado preservar a la madre de su Hijo de la mancha de pecado y hacerla “purísima”. La gracia dada a María en el vientre de su madre, Ana, es el destino de todos los creyentes que son bautizados.

Nuestra Señora de Beauraing (La Virgen del corazón de oro)

Entre noviembre de 1932 y enero de 1933, la santa Virgen María se les apareció 33 veces a cinco niños en Bélgica, los cuales provenían de 2 familias; el más grande de ellos tenía 15 años, y el más pequeño, nueve. Todo comenzó cuando 3 de los niños fueron a encontrarse con un amigo para jugar por la noche en el patio de la escuela del vecindario, la cual estaba ubicada en un convento. Los niños fueron a la escuela, tocaron el timbre del convento y estaban esperando que alguien les contestara, cuando de repente, uno de ellos dijo: “¡Miren!” Los niños voltearon y vieron una figura que reconocieron como la Santísima Virgen María. Ella estaba caminando en el aire sobre un puente cercano. Con nubes bajo sus pies, ella vino a la gruta por el patio del convento.

El mensaje que ella le dio a los niños esa noche y en las numerosas apariciones siguientes, fue el típico mensaje de todas las apariciones marianas: les pidió que rezaran por la conversión de los pecadores. A pesar de que los niños estaban algunas veces acompañados por adultos, ninguno de los
adultos recibió la gracia de la visión. Solo los niños pudieron ver y escuchar a la Virgen María, que les pidió que se construyera una capilla en ese sitio y que los fieles marcharan en peregrinación hasta allí.

En las últimas apariciones, cuando la Virgen se despedía de los niños, ellos podían ver su corazón expuesto, el cual parecía de oro y rodeado por rayos de luz resplandecientes. Entonces a Nuestra Señora de Beauraing se le conoció como la Virgen del corazón de oro. Durante las apariciones, en la multitud que seguía a los niños se llegaron a reunir unas 20,000 personas al mismo tiempo. Algunos de los adultos que fueron a presenciar las
apariciones, eran hombres y mujeres con enfermedades graves. Luego de la última aparición de la Virgen María, muchos de ellos experimentaron una sanación repentina.

Estos hechos se difundieron en el exterior y llegaron a oídos del Vaticano. Los funcionarios pidieron a los obispos de Bélgica que investigaran el asunto de las apariciones en Beauraing, pero la tarea se tornó difícil, ya que la Segunda Guerra Mundial estalló y por supuesto, eso alteró el trabajo cotidiano de la Iglesia, pero a pesar de toda esa conmoción, la causa avanzó y la devoción por Nuestra Señora de Beauraing fue aprobada por Roma en febrero de 1943.

Los videntes siguieron con su vida. Se casaron y formaron familias creyentes. Trataron de mantenerse alejados del centro de atención. Con el tiempo, las aprobaciones que faltaban llegaron, la capilla se construyó y los peregrinos comenzaron a llegar, tal como Nuestra Señora había pedido. El corazón de oro de María es la marca distintiva de la aparición de Beauraing.

El corazón de María es, sin lugar a dudas, el tesoro de los pobres y de los niños pequeños, porque aquellos que no pueden alcanzar los estantes más altos en el hogar o las mejores oportunidades en la sociedad, aún pueden alcanzar las alturas de los cielos y ganarse el corazón de la Madre de Dios. En las oraciones a Nuestra Señora de Beauraing, se le llama “Virgen de los Pobres”.

La Iglesia nunca ha revelado los secretos revelados por María a los niños de Beauraing. La Iglesia, al igual que los niños, y la Santísima Virgen María en todas sus apariciones, optaron por hacer hincapié en lo básico: oración a Jesús, penitencia y reparación y conversión del corazón. Ese es el secreto que nos revela la Virgen del corazón de oro.

Llena de gracia

El dogma de la Inmaculada Concepción establece que, en el plan de Dios, y por su gracia, María se mantuvo libre de pecado desde el momento de su concepción, hasta el fin de su vida terrenal. Ella también estaba libre de la concupiscencia, el deseo desordenado o inclinación al pecado que todos nosotros sufrimos. El Papa Pío IX en su documento Ineffabilis Deus, muestra que esta creencia se basa en 3 pasajes de la Biblia:

• Génesis 3, 15, el proto evangelio.
• Lucas 1, 26-38, la Anunciación.
• Apocalipsis 12, 1-5: La visión del Arca y la mujer.

La enemistad puesta por Dios entre María y Satanás nos lleva a la doctrina que María tuvo que tener una concepción inmaculada. Esto es apoyado por el Evangelio de Lucas, donde Gabriel reconoce que María está libre de pecado cuando se dirige a ella como kecharitomene, “llena de gracia”.

El nombre de María

En el saludo del Ángel, Gabriel no saluda a la Madre de Jesús como “María”. Él no la llama por su nombre, sino que la llama “llena de gracia”. A ninguna persona en las Sagradas Escrituras, se le saluda de tal manera por un ángel. Cuando el ángel se dirige a Abraham, le llama Abraham; cuando el Ángel se dirige a Tobías, le llama Tobías; pero cuando el ángel habla con María, la llama “llena de gracia”. ¡Es como si “llena de gracia” fuera su nombre!.

En las Escrituras, cada vez que Dios le da un nombre nuevo a alguien, indica el lugar de esa persona en la historia de la salvación. Dios cambió el nombre de Abram a Abraham, para indicar su papel como padre de una multitud de naciones: «Y ya no te llamarás más Abram: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones» Gen. 17, 5

Cambió el nombre de Jacob (que significa suplantador) a Israel (príncipe divino), después de su lucha con un ángel por el derecho a ser el medio a través del cual Dios cumpliría con las promesas de la alianza: «Tu nombre es Jacob. Pero en adelante no te llamarás Jacob, sino Israel. Así le puso el nombre de Israel» Gen. 35, 1 Cambió el nombre de Simón a Pedro, porque es la piedra sobre la cual Dios edificaría su Iglesia: «Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella» Mt. 16, 18

Cuando el Ángel llama a María “llena de gracia”, nos indica algo sobre su papel en la historia de la salvación. Su nombre revela su destino: desde antes de la creación del mundo ella fue preservada del pecado, fue transformada por la gracia para poder ser la santísima madre del único Hijo engendrado por Dios.

Esta es la manera que San Juan Pablo II interpretó la Escritura en la homilía que dio en el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción: «‘Llena de gracia’, κεχαριτωµευη: con este apelativo, según el original griego del evangelio de san Lucas, el ángel se dirige a María. Este es el nombre con el que Dios, a través de su mensajero, quiso calificar a la Virgen. De este modo la pensó y vio desde siempre, abaeterno» San Juan Pablo II, Homilía 8 diciembre 2004

En el cántico de alabanza de María, el Magníficat, ella esencialmente estaba tomando el cántico de alabanza de Ana en el Antiguo Testamento, que comienza así: «Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría» 1a. Sam. 2, 1 Ana, cuyo nombre significa “gracia”, es una de las madres del Antiguo Testamento que prefiguró a María.

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Da gracias a Dios por habernos dado a María. (Hazlo con tus propias palabras)

Medita un momento la vida de María, y en cómo nunca dejó de confiar en Dios a pesar de los momentos tan difíciles que pasó. Medita también en la Consagración: ¡Vas a ser esclavo de María!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

En el en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

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