¿Qué es la Pascua? La Pascua es la celebración litúrgica más importante de la Iglesia Católica, donde celebramos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Es el paso del Señor de la muerte a la vida, resucitando victorioso sobre el pecado; recordándonos que en Él tenemos vida eterna y que Él es un Dios vivo, amoroso, resucitado y poderoso.
«Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo…¡Que noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos». (Pregón Pascual)
Este tiempo consta de 50 días para disfrutar y gozarnos por la Resurrección de Cristo, finalizando así con el Domingo de Pentecostés, celebración en donde invocamos y recibimos los dones del Espíritu Santo.
El origen de la Pascua Judía se da en el antiguo Israel, con la fiesta agrícola que se vincula con la cena del cordero y los panes ázimos; conmemorando de este modo la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud en Egipto; el paso a través del Mar Rojo, hacía la Tierra prometida.
El signo principal de la Pascua, en el antiguo testamento, es el sacrificio del cordero, que nos alude a algo más grande.
En la Pascua cristiana se conmemora la muerte del Señor, como el sacrificio del cordero pascual. «He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»
«Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios». Tomó luego una copa, dio gracias y dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios». Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por vosotros.» (Lc 22, 14-20).
Cristo al celebrar la Pascua en la cena, dio otro sentido más amplio a la conmemoración tradicional de la liberación del pueblo judío. ¡Él es el cordero pascual que nos libera del pecado!
Como católicos es emocionante vivir y experimentar la resurrección de Cristo en nuestra vida, Jesús se hace presente todos los días en la Eucaristía para alimentarnos de su Cuerpo y Sangre con el firme propósito de darnos vida en abundancia, para ser sanados por su pasión, muerte y resurrección; anhela profundamente revestirnos de santidad y concedernos por derecho la vida eterna.
Jesús, ascendió al Padre para tomar posesión de su trono por tal motivo nos concedió al Espíritu Santo, guía, consuelo y fortaleza para todo aquel que desee de sus frutos y dones.
Sigamos con el corazón alegre por la vida de nuestro Señor Jesucristo, alabemos a Dios con el siguiente canto de Grupo Emmanuel, «Resucitó».