SAN JOSÉ, GUARDIÁN DEL MISTERIO DE DIOS
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Todos somos parte del plan de Dios para salvarnos. San Pablo nos explica este misterio de Dios: «Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo» (cfr. Ef. 1, 3-10)
El “misterio” de la voluntad de Dios es su plan de salvación. Este plan se ha revelado en la plenitud de los tiempos con la venida de Cristo y el establecimiento de la Nueva Alianza. La voluntad de Dios es que el hombre tenga acceso a Dios Padre a través de Cristo, la Palabra hecha carne, por medio del Espíritu Santo y hacernos partícipes de la naturaleza divina: «Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu» (Ef. 2, 18)
Junto a María, San José es el primer guardián de este divino misterio. ¡Él es el guardián del mismo Cristo! Ser un guardián significa ser un defensor, protector o custodio. Como José, la Santísima Virgen María “protegió y defendió” el plan de Dios con su “Fiat”, con su “Sí”. A lo largo de la vida de Jesús, ella fue fiel al plan de Dios, especialmente en el Calvario y durante el evento de Pentecostés. ¡Lo mismo pasó con San José! Aunque la vida terrenal de José terminó antes de que el misterio de la Redención se completara, la fe de José apuntaba hacia la misma dirección: estuvo determinado por completo por el mismo misterio del que él, junto con María, fue el primer guardián.
La Encarnación y la Redención están unidas, y, a través de ellas: “el plan de revelación se lleva a cabo con palabras y acciones que están intrínsecamente unidas entre sí” (Juan Pablo II, Exortación apostólica Redemptoris Custos, 6)
Por esta unidad, el Papa Juan XXIII, gran devoto de San José, pidió que el nombre de José se insertara en el Canon Romano de la Misa (que es el memorial perpetuo de la redención) después del nombre de María y antes del nombre de los apóstoles, papas y mártires: «Con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José, con los apóstoles y los santos» (cfr. Plegaria Eucarística IV)
Como discípulos de Jesús, nosotros también somos llamados a ser guardianes del Misterio de Dios por medio de nuestra fe en las promesas de Dios y de la forma en que vivimos nuestras vidas. Es nuestra tarea luchar la batalla espiritual protegiendo la Verdad que ha sido revelada por Cristo y que hoy muchos intentan corromper.
La globalización, la secularización, el modernismo, el progresismo, comunismo y marxismo entre otros son ideologías que tratan de quitar a Dios de nuestras vidas. Es nuestro papel, con la ayuda de San José, desenmascarar las enseñanzas falsas y convertirnos en heraldos del Evangelio. Debemos estar preparados para comunicar la verdad del Evangelio cuando tengamos oportunidad y hacerlo con caridad.
Tarea de hoy: ¿Puedes identificar las enseñanzas falsas del mundo secular de hoy en día que nos alejan de las verdades de Dios? Identifica una que tal vez se haya infiltrado en tu pensamiento o en el de algún familiar. Pide la sabiduría para ver de nuevo a través de los ojos de la fe, busca recursos en una fuente católica confiable para equiparte con una respuesta de fe y así decir la verdad en amor.
Pidamos a San José que nos enseñe a ser defensores de Cristo y su Iglesia: San José, Guardián del Misterio de Dios, ora por mí para que pueda hacer lo que me corresponde y defienda el misterio de la Redención y lo proclame a aquellos que Cristo pone en mi camino. ¡Amén!
ORACIONES: Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.
INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
ESPÍRITU DE CRISTO
Espíritu de Cristo: despiértame; Espíritu de Cristo: muéveme; Espíritu de Cristo: lléname; Espíritu de Cristo: séllame. Oh, Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad; sé en mí una fuente de virtudes; sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean. ¡Amén!
LETANÍAS DE SAN JOSÉ
Señor, ten piedad de nosotros | Señor, ten piedad de nosotros |
Cristo, ten piedad de nosotros | Cristo, ten piedad de nosotros |
Señor, ten piedad de nosotros | Señor, ten piedad de nosotros |
Cristo óyenos | Cristo óyenos |
Cristo escúchanos | Cristo escúchanos |
Dios, Padre celestial | Ten misericordia de nosotros |
Dios Hijo, Redentor del mundo | Ten misericordia de nosotros |
Dios Espíritu Santo | Ten misericordia de nosotros |
Santísima Trinidad, un sólo Dios | Ten misericordia de nosotros |
Santa María | Ruega por nosotros |
San José | Ruega por nosotros |
Ilustre descendiente de David | Ruega por nosotros |
Luz de los Patriarcas | Ruega por nosotros |
Esposo de la Madre de Dios | Ruega por nosotros |
Casto guardián de la Virgen | Ruega por nosotros |
Padre adoptivo del Hijo de Dios | Ruega por nosotros |
Ferviente defensor de Cristo | Ruega por nosotros |
Jefe de la Sagrada Familia | Ruega por nosotros |
José, justísimo | Ruega por nosotros |
José. castísimo | Ruega por nosotros |
José, prudentísimo | Ruega por nosotros |
José, valentísimo | Ruega por nosotros |
José, obedientísimo | Ruega por nosotros |
José, fidelísimo | Ruega por nosotros |
Espejo de paciencia | Ruega por nosotros |
Amante de la pobreza | Ruega por nosotros |
Modelo de los trabajadores | Ruega por nosotros |
Gloria de la vida doméstica | Ruega por nosotros |
Custodio de las Vírgenes | Ruega por nosotros |
Pilar de las familias | Ruega por nosotros |
Consuelo de los afligidos | Ruega por nosotros |
Esperanza de los enfermos | Ruega por nosotros |
Patrón de los moribundos | Ruega por nosotros |
Terror de los demonios | Ruega por nosotros |
Protector de la Santa Iglesia | Ruega por nosotros |
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo | Perdónanos, Señor |
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo | Escúchanos, Señor |
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo | Ten piedad y misericordia de nosotros |
Lo hizo Señor de su casa | y príncipe de todas sus posesiones. |
Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!