Consagración a San José: Día 23

SAN JOSÉ, TERROR DE LOS DEMONIOS

Dirección:

Santa Faustina escribió en su diario acerca del terror que algunas personas sufren cuando están a punto de morir. En una ocasión, Jesús le pidió que lo ayude a salvar almas rezando el rosario de la Divina Misericordia para los pecadores moribundos. Ella escribió: “Me encontré a mí misma en una extraña cabaña en donde un anciano estaba muriendo en medio de grandes tormentos. Alrededor de la cama había una multitud de demonios y la familia que lloraba. Cuando comencé a orar, los espíritus de la oscuridad se fueron gruñendo y amenazándome. El alma se tranquilizó y llena de confianza, descansó en el Señor” Diario de la Misericordia 1798

Santa Faustina misma experimentó momentos de terror. Jesús la reprendió por esta razón diciéndole: “Me desagrada cuando un alma cede a terrores vanos. ¿Quién se va a atrever a tocarte si estás conmigo? Más querida es para Mí el alma que cree con firmeza en mi bondad y confía en Mí plenamente; le ofrezco Mi confianza y le doy todo lo que pideDiario de la Misericordia 453

Más tarde, Santa Faustina supo a quién debía acudir para calmar sus miedos y unirse a Jesús, ¡a San José!: «San José me pidió tenerle una devoción constante. El mismo me dijo que rezara diariamente tres oraciones y el Acuérdateuna vez al día. Me miró con gran bondad y me explicó lo mucho que está apoyando esta obra. Me prometió su especialísima ayuda y protección. Rezo diariamente las oraciones pedidas y siento su protección especial» Diario de la Misericordia 1203

La letanía de San José lo identifica con el título de “Terror de los Demonios” y con toda razón. Este hombre a quien Dios le confió la importante misión de cuidar y proteger a la Sagrada Familia recibió las gracias suficientes para vencer el miedo que imponen las fuerzas de la oscuridad.

Cuando te encuentres triste por las tribulaciones de la vida, recurre a San José. Él fue un hombre que en su vida terrenal nunca sucumbió a los “terrores vanos”. Se mantuvo firme en la fe, siempre en sintonía con la voluntad de Dios en su vida.

Desde el Cielo, él es el santo al que debemos acudir cuando las fuerzas que están fuera de nuestro control (como las fuerzas demoniacas) quieran desconcertarnos y jalarnos hacia la desesperación y la ruina.

Al final de nuestras vidas, mucha gente es susceptible a la desesperación. San José, Terror de los demonios, aplastará esa desesperación y todo lo que se interponga a la esperanza que encontramos en Cristo Resucitado. Desde el Cielo, este hombre fuerte, humilde y sereno, nos guiará a la paz de Jesús.


Tarea de hoy: Escribe en un papel especial el versículo de Isaías 41, 10 y ponlo en un lugar que sirva como recordatorio diario para que no olvides invitar a San José a orar por ti en los momentos de miedo profundo, y no caigas en la desesperación, sino que, con confianza plena, te pongas en las manos de Dios.


Recordemos siempre lo que dice el Señor: «No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosaIs. 41, 10

Estamos en medio de una batalla espiritual contra la serpiente y su simiente. Pidamos la protección de San José en los ataques del enemigo: San José, Terror de los demonios, protégenos. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ACORDAOS, SAN JOSÉ

¡Acuérdate! Oh, purísimo esposo de la Virgen María y dulce protector mío, San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu ayuda haya quedado sin consuelo. Con esta confianza, vengo a tu presencia y me encomiendo fervorosamente a tu bondad. Oh, padre adoptivo del Redentor, escucha mi oración y no desatiendas mis súplicas, antes bien, acógelas con compasión y dígnate socorrerme en mi necesidad. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenosCristo óyenos
Cristo escúchanosCristo escúchanos
Dios, Padre celestialTen misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundoTen misericordia de nosotros
Dios Espíritu SantoTen misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo DiosTen misericordia de nosotros
Santa MaríaRuega por nosotros
San JoséRuega por nosotros
Ilustre descendiente de DavidRuega por nosotros
Luz de los PatriarcasRuega por nosotros
Esposo de la Madre de DiosRuega por nosotros
Casto guardián de la VirgenRuega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de DiosRuega por nosotros
Ferviente defensor de CristoRuega por nosotros
Jefe de la Sagrada FamiliaRuega por nosotros
José, justísimoRuega por nosotros
José. castísimoRuega por nosotros
José, prudentísimoRuega por nosotros
José, valentísimoRuega por nosotros
José, obedientísimoRuega por nosotros
José, fidelísimoRuega por nosotros
Espejo de pacienciaRuega por nosotros
Amante de la pobrezaRuega por nosotros
Modelo de los trabajadoresRuega por nosotros
Gloria de la vida domésticaRuega por nosotros
Custodio de las VírgenesRuega por nosotros
Pilar de las familiasRuega por nosotros
Consuelo de los afligidosRuega por nosotros
Esperanza de los enfermosRuega por nosotros
Patrón de los moribundosRuega por nosotros
Terror de los demoniosRuega por nosotros
Protector de la Santa IglesiaRuega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoPerdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoEscúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoTen piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casay príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *