Consagración a San José: Día 22

SAN JOSÉ, PATRÓN DE LOS MORIBUNDOS

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La muerte de San José no está documentada en los Evangelios, sin embargo, sabemos que no estuvo presente durante la Crucifixión de Jesús. De acuerdo con la tradición de la Iglesia, lo más probable es que José haya muerto antes de que el ministerio público de Jesús comenzara.

Se cree que San José tuvo una muerte feliz y santa, contemplando a Jesús y descansando en los brazos de María. ¡Qué muerte tan bendita poder ver a Dios antes de morir y que Dios mismo te diga que es momento de irse! Este fue un regalo para José por parte de parte de su Hijo, quien entregó a su padre, al Padre Eterno. La muerte de San José es conmovedora y es un deseable ejemplo para nosotros.

Cristo le otorgó a José un poder intercesor particular para todos aquellos en están a punto de morir. Dios ha designado a San José el Patrón de los moribundos porque quiere que experimentemos una muerte similar a la de él: una muerte santa.

La muerte es parte de la vida. ¡Todos moriremos algún día! Pero desapegarnos de esta vida, de las personas, de los bienes materiales, emocionales y espirituales no es fácil, sin embargo, necesitamos estar preparados para la muerte, porque Satanás siempre trata de atrapar a un alma desesperada y alejarla de nuestro Dios amoroso a la hora de nuestra muerte.

A la hora de la muerte hay una batalla espiritual sobre el alma, pero San José puede ayudarnos a hacer que la batalla sea victoriosa y fácil para nosotros.

El ejemplo de la muerte que sufrió José nos anima a no tenerle miedo a partir, porque al estar consagrados a él, tendremos alrededor del lecho de muerte un gran protector.

Por lo tanto, cuando estemos muriendo, sin duda podemos beneficiarnos al orar a San José para que nos ayude a entrar a la eternidad. Más aún, podemos pedirle a San José que interceda por un miembro de nuestra familia o amigo que este cerca del final de su vida.


Tarea de hoy: La vida está llena de actividades y no siempre nos detenemos a contemplar las cosas finales como la muerte. Date un tiempo de silencio hoy para contemplar tu propia mortalidad y muerte. Sé consciente que puedes morir en cualquier momento. Eso te ayudará, por medio del Espíritu Santo, a despreciar las cosas de la Tierra y apreciar las del Cielo. Invita a José, a María y a la Santísima Trinidad a que estén contigo y te ayuden a prepararte durante esta vida para unirte a ellos en la eternidad.


Que por intercesión de San José nuestra muerte sea santa y feliz: ¡Oh, Glorioso San José! Te escojo a ti hoy para que seas mi patrón especial en la vida y en la hora de mi muerte. Preserva y aumenta en mí el espíritu de la oración y fervor para el servicio de Dios. Remueve lejos de mí todo tipo de pecado; concede que mi muerte no sea sin aviso, sino que tenga tiempo para confesar mis pecados sacramentalmente y para lamentarme por ellos con el más perfecto entendimiento y la más sincera y perfecta contrición y así pueda exhalar el último aliento de mi alma en las manos de Jesús y de María. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ACORDAOS, SAN JOSÉ

¡Acuérdate! Oh, purísimo esposo de la Virgen María y dulce protector mío, San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu ayuda haya quedado sin consuelo. Con esta confianza, vengo a tu presencia y me encomiendo fervorosamente a tu bondad. Oh, padre adoptivo del Redentor, escucha mi oración y no desatiendas mis súplicas, antes bien, acógelas con compasión y dígnate socorrerme en mi necesidad. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenosCristo óyenos
Cristo escúchanosCristo escúchanos
Dios, Padre celestialTen misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundoTen misericordia de nosotros
Dios Espíritu SantoTen misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo DiosTen misericordia de nosotros
Santa MaríaRuega por nosotros
San JoséRuega por nosotros
Ilustre descendiente de DavidRuega por nosotros
Luz de los PatriarcasRuega por nosotros
Esposo de la Madre de DiosRuega por nosotros
Casto guardián de la VirgenRuega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de DiosRuega por nosotros
Ferviente defensor de CristoRuega por nosotros
Jefe de la Sagrada FamiliaRuega por nosotros
José, justísimoRuega por nosotros
José. castísimoRuega por nosotros
José, prudentísimoRuega por nosotros
José, valentísimoRuega por nosotros
José, obedientísimoRuega por nosotros
José, fidelísimoRuega por nosotros
Espejo de pacienciaRuega por nosotros
Amante de la pobrezaRuega por nosotros
Modelo de los trabajadoresRuega por nosotros
Gloria de la vida domésticaRuega por nosotros
Custodio de las VírgenesRuega por nosotros
Pilar de las familiasRuega por nosotros
Consuelo de los afligidosRuega por nosotros
Esperanza de los enfermosRuega por nosotros
Patrón de los moribundosRuega por nosotros
Terror de los demoniosRuega por nosotros
Protector de la Santa IglesiaRuega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoPerdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoEscúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoTen piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casay príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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