Consagración a San José: Día 18

SAN JOSÉ, CUSTODIO DE LAS VIRGENES

Dirección:

Dios nos llama a la pureza profunda. Las Escrituras están llenas de llamados de Dios para ser santos:

Sean santos porque Yo soy santo” (Lev. 11, 44b)
Sean ustedes santos como su Padre celestial es santo” (Mateo 5, 48)

Nuestro bueno y amoroso Dios está consciente del reto que es para nosotros ser santos porque Él es santo. Él entiende y se compadece de nuestra naturaleza caída y nos envía gracias abundantes para que superemos las tentaciones de este mundo transitorio.

En San José, Dios nos ofrece una excelente ilustración de pureza personal. Nuestro Padre celestial escogió al virtuoso San José para ser el guardián de la pureza de la preciada Sagrada Familia.

Bajo el título de “Custodio de las vírgenes”, San José nos ofrece un gran ejemplo del valor de la castidad. A través de su santa intercesión tenemos un magnifico canal de gracia disponible para ayudarnos a superar los muchísimos obstáculos que enfrentamos día con día para vivir en la virtud.

Debido a su pureza y vocación, a José se le confió también continuar con su misión de proteger a los puros de Dios y a la integridad de la familia. Este poder de Dios fluye a través de él como recompensa de su fidelidad perfecta. Todo el clero, los religiosos y las familias deben de recurrir a este poderoso intercesor.

Así como la cruz tiene cuatro brazos, hay cuatro áreas particulares de castidad a las que estamos llamados: la del cuerpo, mente, corazón y espíritu.

Un pensamiento cristiano dice que la humildad es la escalera a la santidad, y la pureza es el elevador: «¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente: él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador» (Sal. 24, 3-5)

Aceptar el reto de la pureza personal es una cruz que todos cargamos, pero no es imposible. Dios promete purificarnos: «Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus

ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes» (Ez. 36, 25-27)

A medida en que nos esforzamos por vencer las tentaciones del mundo, busquemos la asistencia del purísimo Corazón de San José y junto con él, pidámosle a Dios como el Rey David: “Crea en mí, oh, Señor, un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal. 51, 12)


Tarea de hoy: Si te es posible, reúnete a orar con una persona en la que puedas confiar y hablar francamente si tienes dificultad en alguna de estas áreas de pureza para obtener libertad. Decide entregar cualquier tentación en contra de la pureza a San José y a María cuando estas sucedan.


Que San José sea el guardián de nuestra pureza: San José, custodio de las vírgenes, que yo pueda con tu ayuda, vivir como discípulo de Cristo con pureza de cuerpo, mente, corazón y espíritu todos los días de mi vida. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ACORDAOS, SAN JOSÉ

¡Acuérdate! Oh, purísimo esposo de la Virgen María y dulce protector mío, San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu ayuda haya quedado sin consuelo. Con esta confianza, vengo a tu presencia y me encomiendo fervorosamente a tu bondad. Oh, padre adoptivo del Redentor, escucha mi oración y no desatiendas mis súplicas, antes bien, acógelas con compasión y dígnate socorrerme en mi necesidad. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenosCristo óyenos
Cristo escúchanosCristo escúchanos
Dios, Padre celestialTen misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundoTen misericordia de nosotros
Dios Espíritu SantoTen misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo DiosTen misericordia de nosotros
Santa MaríaRuega por nosotros
San JoséRuega por nosotros
Ilustre descendiente de DavidRuega por nosotros
Luz de los PatriarcasRuega por nosotros
Esposo de la Madre de DiosRuega por nosotros
Casto guardián de la VirgenRuega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de DiosRuega por nosotros
Ferviente defensor de CristoRuega por nosotros
Jefe de la Sagrada FamiliaRuega por nosotros
José, justísimoRuega por nosotros
José. castísimoRuega por nosotros
José, prudentísimoRuega por nosotros
José, valentísimoRuega por nosotros
José, obedientísimoRuega por nosotros
José, fidelísimoRuega por nosotros
Espejo de pacienciaRuega por nosotros
Amante de la pobrezaRuega por nosotros
Modelo de los trabajadoresRuega por nosotros
Gloria de la vida domésticaRuega por nosotros
Custodio de las VírgenesRuega por nosotros
Pilar de las familiasRuega por nosotros
Consuelo de los afligidosRuega por nosotros
Esperanza de los enfermosRuega por nosotros
Patrón de los moribundosRuega por nosotros
Terror de los demoniosRuega por nosotros
Protector de la Santa IglesiaRuega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoPerdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoEscúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoTen piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casay príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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