Consagración a San José: Día 16

SAN JOSÉ, MODELO DE LOS TRABAJADORES

Dirección:

El Primero de Mayo se celebra en el mundo comunista como un día para honrar el papel y la importancia de los trabajadores en los países marxistas. Sin embargo, la idea comunista de trabajo como un fin en sí mismo es muy diferente al entendimiento cristiano de trabajo (para saber sobre lo que la Iglesia piensa del comunismo leer la Encíclica Divini Redemptoris del Papa Pío XI). En 1955, para subrayar esta diferencia y celebrar a los obreros, el papa Pio XII instituyó la festividad de San José Obrero.

San José pasó su vida entera trabajando como carpintero. Su motivación principal para trabajar no fue la búsqueda de riqueza y estatus, sino el deseo de servir a Dios y de cuidar a su familia con amor.

José nunca hizo ningún milagro conocido públicamente; nunca dio discursos importantes; no fue una figura pública, sino que se le conoció solo como un humilde carpintero. Trabajó en la oscuridad, y, sin embargo, tuvo parte importantísima en el plan de salvación de Dios.

El trabajo cristiano no se concibe como un fin en sí mismo, ni tampoco como el camino para adquirir riquezas terrenales, sino que existe para dar gloria a Dios y ayudarnos a estar listos para la eternidad. Podemos aprender más sobre la santidad en nuestro trabajo con las obras de San José María Escrivá de Balaguer.

Recordemos las palabras de Jesús: «No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón» (Mt. 6, 19-21)

En nuestra vida pasamos muchas horas trabajando. Si vemos nuestro trabajo diario como una serie de actividades desagradables y sin sentido, y con el único objetivo de ganar dinero, sin duda, nos llenaremos de amargura y no podremos cultivar ninguna virtud. Por el contrario, si nos decidimos a santificarnos con nuestro trabajo, desarrollaremos un carácter cristiano honorable.

Una parte muy importante en nuestro camino espiritual es el evitar el trabajo excesivo. La gran mayoría de las personas que trabajan demasiado, lo hacen por razones dañinas: no querer llegar a casa, satisfacer necesidades insatisfechas, aprobación, etc. Los adictos al trabajo no se benefician a sí mismos, ni a su familia, ni a la sociedad. El que trabaja demasiado no tiene tiempo para amar a los demás, para orar ni para servir a otros.

San José nos puede ayudar a lograr el equilibrio entre la vida y el trabajo. Piensa que San José estuvo dispuesto a dejar su trabajo cuando huyó a Egipto para proteger a Cristo. También él es un modelo de trabajador para los que se esfuerzan en la salvación de las almas. En especial San José es un gran ejemplo para los laicos comprometidos, diáconos, sacerdotes, obispos y religiosos. Las almas consagradas deben trabajar de forma diligente y fiel en la viña del Señor para la salvación de las almas. Este trabajo también puede ser difícil y arduo.


Tarea de hoy: Toma unos momentos para examinar tu equilibrio entre la vida y el trabajo y pídele al Espíritu Santo por intercesión de San José que inspire tus pensamientos, deseos y decisiones sobre lo que tal vez debas modificar para reflejar las prioridades de Dios. Pídele a Dios la gracia para reajustarte.


Pidamos a San José Obrero que nos ayude a ser trabajadores diligentes y a saber recrearnos (ser una nueva creación) en Dios a través del descanso: San José, modelo de los trabajadores, ayúdame a dar a conocer a Cristo por la forma en que trabajo. Ora para que trabaje de forma diligente y fiel y ayúdame a darle tiempo a Dios, a la familia y al descanso. ¡Amén!


.ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenosCristo óyenos
Cristo escúchanosCristo escúchanos
Dios, Padre celestialTen misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundoTen misericordia de nosotros
Dios Espíritu SantoTen misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo DiosTen misericordia de nosotros
Santa MaríaRuega por nosotros
San JoséRuega por nosotros
Ilustre descendiente de DavidRuega por nosotros
Luz de los PatriarcasRuega por nosotros
Esposo de la Madre de DiosRuega por nosotros
Casto guardián de la VirgenRuega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de DiosRuega por nosotros
Ferviente defensor de CristoRuega por nosotros
Jefe de la Sagrada FamiliaRuega por nosotros
José, justísimoRuega por nosotros
José. castísimoRuega por nosotros
José, prudentísimoRuega por nosotros
José, valentísimoRuega por nosotros
José, obedientísimoRuega por nosotros
José, fidelísimoRuega por nosotros
Espejo de pacienciaRuega por nosotros
Amante de la pobrezaRuega por nosotros
Modelo de los trabajadoresRuega por nosotros
Gloria de la vida domésticaRuega por nosotros
Custodio de las VírgenesRuega por nosotros
Pilar de las familiasRuega por nosotros
Consuelo de los afligidosRuega por nosotros
Esperanza de los enfermosRuega por nosotros
Patrón de los moribundosRuega por nosotros
Terror de los demoniosRuega por nosotros
Protector de la Santa IglesiaRuega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoPerdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoEscúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoTen piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casay príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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