Consagración Total a Jesús por María: Día 13

SEGUNDA PARTE.

Tema: Nuestra misión es conocerme a mí mismo.

Durante este período de siete días, consideraremos la oposición que existe entre la Voluntad de Jesús y la nuestra, así como el miserable y humillante estado en que vivimos por nuestros pecados.

Debemos emplear todas nuestras oraciones en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados. Ya vimos en la primera parte lo que los pecados nos alejan de Dios ahora necesitamos una iluminación de conciencia para que el Espíritu Santo nos muestre los nuestros.

Esta semana, haremos oraciones, exámenes de conciencia, reflexiones, actos de renuncia a nuestra propia voluntad, y otros actos de piedad que nos llevarán al arrepentimiento por nuestros pecados, pero siempre dejando todo a los pies de María, ya que a través ella esperamos la luz (que es el Espíritu Santo), para conocernos a nosotros mismos. Junto a Ella, podremos ver nuestras miserias sin asustarnos y ponernos en manos de Dios con toda confianza.

Para llegar a consagrarnos a Jesús a través de María, necesitamos conocernos a nosotros mismos y así, tener la posibilidad de irnos perdonando y amando, a través del gran Amor de Dios hacia nosotros, ya que Él mora en nosotros, que somos su Templo, su morada. Todo esto para estar sanos y libres, lo cual nos da la posibilidad de imitar a Cristo.

Disfruta también esta semana de conocerte a ti mismo, de ver que no eres perfecto, y que Dios te ama tal cual eres, y tú debes también amarte así. Sólo así podrás aceptar a los demás y amarlos tal cual son, con sus errores, defectos, debilidades, fortalezas, logros, dones y carismas.

Recuerda dedicar todas tus oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento de ti mismo y la contrición de tus pecados, y hazlo todo con espíritu de humildad. Ruega a Nuestro Señor y al Espíritu Santo que te ilumine para conocerte a ti mismo. Recurre a la Santísima Virgen, pidiéndole esta gracia, que debe ser el fundamento de las otras. (Tomado del libro: Tratado de la Verdadera Devoción, 228)  ¡Dios te bendiga en esta semana de conocimiento a nosotros mismos!


LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad:
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad:
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos:
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos:
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial:
Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo:
Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo:
Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios:
Ten misericordia de nosotros
Espíritu que procede del Padre y del Hijo:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu del Señor que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que das testimonio de Cristo:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que sobreviene a María:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu del Señor que llena todo el orbe:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de Dios que habita en nosotros:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de sabiduría y de entendimiento:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de consejo y de fortaleza:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de ciencia y de piedad:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de temor del Señor:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de gracia y de misericordia:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad:  
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de humildad y de castidad:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de benignidad y de mansedumbre:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de multiforme gracia:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que escrutas los secretos de Dios:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu en el cual renacemos:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu de adopción de los hijos de Dios:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos:
Ilumínanos y santifícanos
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres:
Ilumínanos y santifícanos
Sednos propicio:
Perdónanos. Señor
Sednos propicio:
Escúchanos, Señor
De todo mal:
Líbranos, Señor
De todo pecado:
Líbranos, Señor
De tentaciones e insidias del demonio:
Líbranos, Señor
De la presunción y desesperación:
Líbranos, Señor
De la resistencia a la verdad conocida:
Líbranos, Señor
De la obstinación y de la impenitencia:
Líbranos, Señor
De la impureza de la mente y del cuerpo:
Líbranos, Señor
Del espíritu de fornicación:
Líbranos, Señor
De todo espíritu del mal:
Líbranos, Señor
Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo:
Te rogamos óyenos
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán:
Te rogamos óyenos
Por Tu advenimiento sobre los discípulos:
Te rogamos óyenos
En el día del juicio, nosotros pecadores:
Te rogamos óyenos    
Para que, así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él:
Te rogamos óyenos
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos:
Te rogamos óyenos
Para que, viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne:
Te rogamos óyenos
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne:
Te rogamos óyenos
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios:
Te rogamos óyenos
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz:
Te rogamos óyenos
Para que no creamos a todo espíritu:
Te rogamos óyenos
Para que probemos a los espíritus si son de Dios:
Te rogamos óyenos
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud:
Te rogamos óyenos
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano:
Te rogamos óyenos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo:
Ten piedad de nosotros

Asístenos, te pedimos Señor, con la virtud del Espíritu Santo, para que purifique clemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amen!  

Oh, Señora mía

Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me entrego enteramente a ti. Y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día y para siempre: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón… En una palabra: ¡todo mi ser! Y ya que soy todo tuyo, oh, Madre de bondad, guárdame y protégeme como cosa y posesión tuya. ¡Amén!

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Gloria Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Dulce Madre

Dulce Madre, no te alejes. Tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto como verdadera Madre cúbreme con tu manto, y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!


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