MENSAJE:
Queridos hermanos bienvenidos a esta Novena de la Divina Misericordia, hoy Dios nos hace ver su prisa por nosotros. Necesita nuestra conversión y total entrega a Él. Su urgencia es que seamos santos.
Nada de esto es posible sin la misericordia de Dios en nuestras vidas. Nuestra misión es interceder y anunciar esta Divina Misericordia a todos los pecadores que tanto la necesitan, habiéndola nosotros vivido primero. ¡Que vuelvan a la Casa del Padre!
No importan cuántos ni qué tan grandes sean nuestros pecados, esta Novena ayudará a rescatar muchas almas del lodo en que están viviendo. Jesús le dijo a santa Faustina: “Hija mía, escribe que cuanto mayor es la miseria (pecado) de un alma, mayor es su derecho a mi misericordia; exhorta a todas las almas a confiar en el abismo insondable de mi misericordia, porque quiero salvar a todos”. (Diario de Santa Faustina, 1182)
Durante estos días de la Novena confiésate, porque así podrás ganar una indulgencia plenaria el día final de la Novena.
Jesús dictó en su totalidad a santa Faustina la Novena, las intenciones y las oraciones que están en ella. No dejen de rezarla y promoverla por nuestros pecados y los del mundo entero.
MENSAJES DE JESÚS:
«Hija mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, me complazco en darles lo que me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz… Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, que no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en mi Corazón Compasivo, ellas tienen preferencia en mi misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad… Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, me pondré entre el Padre y el alma agonizante, no como el Juez Justo, sino como el Salvador Misericordioso». (cfr. Diario, 1541)
«A las almas que recen esta coronilla, mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente en la hora de la muerte» (Diario, 754)
«Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador más empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia». (Diario 687)
La Novena a la Divina Misericordia consiste en rezar la Coronilla de la Divina Misericordia (buscarla en el anexo en la última página de este documento), ofreciéndola cada día por las intenciones que Jesús le dictó a Santa Faustina Kowalska. Jesús le dijo: “’Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas, Yo las introduciré en la casa de mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la fuente de mi misericordia. Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga pasión’. Contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta Novena y qué almas introducir primero en tu muy misericordioso corazón. Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en su corazón”. (Diario de Santa Faustina, 1209)