Consagración a San José: Día 9

SAN JOSÉ CASTÍSIMO.

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En 1998, en una aparición a Edson Glauber, un estudiante universitario brasileño, el Niño Jesús le habló sobre el corazón castísimo de San José: “Aquí en su corazón yo vivo porque es puro y santo. Que todos los corazones sean como este para que pueda ser mi hogar en la Tierra. Imiten a este corazón para que puedan recibir mis gracias y bendiciones” (An introduction to the Most Chaste Heart of St. Joseph, 3/02/2018, https://www.catholic365.com/article/8435/an-introduction-to-the-most-chaste-heart-of-st-joseph.html)

¿Cuántos corazones castos hay como el de San José?

Nuestro corazón anhela a Dios y no descansa hasta encontrarlo, dice San Agustín, pero muchas veces tratamos de llenar el vacío de nuestro corazón con otras cosas. Santo Tomás de Aquino llama a estos sustitutos de Dios “apegos” y son: el poder, el placer, el honor y la riqueza. De entre estos apegos con los que tratamos de sustituir el amor de Dios para llenar nuestro vacío, la lujuria es el vicio predominante en la actualidad. Esto es porque fuimos creados para unirnos con Dios en un amor nupcial (cfr. San Juan Pablo II, Teología del Cuerpo).

El demonio sabe que, si distorsiona nuestra sexualidad, entonces nuestra capacidad para aceptar el amor nupcial de Dios se ve incapacitada, haciendo que nuestra relación con Dios quede distorsionada y nuestro camino espiritual retroceda en vez de avanzar. ¡Esto está pasando hoy!

El mundo está lleno de acciones inmorales y de deseos sexuales. Las redes sociales, la televisión, los anuncios en las calles, las revistas, periódicos y otros medios nos llenan de una sexualidad corrompida.

Estas acciones además de maltratar totalmente nuestra relación con Dios arruinan familias y claman al cielo por justicia. San Pablo nos dice: «Hagan morir en sus miembros todo lo que sea terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría» (Col.3, 5)

San José es un poderoso intercesor en la batalla por la pureza. Si las tentaciones en contra de la pureza agitan tu mente, corazón y alma, ¡aférrate a él! José tiene la capacidad de aumentar la virtud de la castidad en tu corazón y guiarte hacia el amor verdadero y lleno de virtud de Dios y de los demás.

La Iglesia necesita sacerdotes santos y llenos de virtud, necesita hombres y mujeres santos que amen a su cónyuge como María y José se amaron.

La familia es la prefiguración de la Santísima Trinidad en la Tierra. Si los hombres y mujeres reverencian a sus parejas como Templos Sagrados, las familias se renovarán y se superarán los males de nuestro tiempo que atacan la dignidad de la persona humana.


Tarea de hoy: De manera honesta y en oración, confronta y deja al descubierto todo lo que te causa pensamientos y acciones inmorales. Pueden ser muchas cosas, aunque parezcan inofensivas, insignificantes o habituales. Toma medidas para que no te llenen tu mente y corazón de deseos impuros.


Pidamos a San José ayuda en esta gran batalla: San José, castísimo, ora para que crezca en la virtud de la castidad. Ayúdame a salir victorioso en contra de la lujuria y triunfante sobre el pecado. Pelea por mí en contra de la maldad y de las trampas del demonio y ayúdame a refugiarme en ti. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos Cristo óyenos
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo Dios Ten misericordia de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Ilustre descendiente de David Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios Ruega por nosotros
Casto guardián de la Virgen Ruega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de Dios Ruega por nosotros
Ferviente defensor de Cristo Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia Ruega por nosotros
José, justísimo Ruega por nosotros
José. castísimo Ruega por nosotros
José, prudentísimo Ruega por nosotros
José, valentísimo Ruega por nosotros
José, obedientísimo Ruega por nosotros
José, fidelísimo Ruega por nosotros
Espejo de paciencia Ruega por nosotros
Amante de la pobreza Ruega por nosotros
Modelo de los trabajadores Ruega por nosotros
Gloria de la vida doméstica Ruega por nosotros
Custodio de las Vírgenes Ruega por nosotros
Pilar de las familias Ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos Ruega por nosotros
Esperanza de los enfermos Ruega por nosotros
Patrón de los moribundos Ruega por nosotros
Terror de los demonios Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo     Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casa y príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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