Consagración a San José: Día 8

SAN JOSÉ JUSTÍSIMO.

Dirección:

Las Escrituras le otorgan a José el más grande de los elogios: «José, su esposo… era un hombre justo» (Mc. 1, 19a)

Al decir que José era “justo”, las Escrituras revelan su total apertura a lo que Dios deseaba para él y a través de él. Llegó a la santidad al abrirse por completo a Dios y aceptar las gracias que el Señor le otorgó. José también fue un hombre lleno de virtud: un hombre honesto, íntegro y bondadoso.

La virtud de la justicia, el “ser justo” significa “dar al otro lo que le corresponde”. Por ejemplo, en nuestra relación con Dios debemos agradecerle por nuestra existencia, alabarlo por su bondad y darle las gracias por todas las bendiciones que hemos recibido. En nuestra relación con los demás significa que tratamos a nuestra familia, amigos, vecinos, colegas, fieles y a todas las personas con amor, dignidad y respeto: «El justo lleva una vida irreprochable; ¡felices sus hijos después de él!» (Prov. 20, 7)

Dios ama a los justos de una manera especial: «El Señor tiene los ojos puestos sobre los justos y los oídos atentos a sus peticiones» (1a Pe. 3, 12)

Santo Tomás de Aquino dijo que Dios nos da la gracias que necesitamos, y siempre en proporción a nuestro cargo y estado de vida. De tal manera que si tú eres un esposo y padre se te dará la gracia para ser un esposo santo y un padre santo; si eres esposa y madre, Dios te otorga todo lo que necesitas para llegar a la santidad: si eres un sacerdote ordenado, se te dará la gracia para ser un sacerdote y padre espiritual para tu gente; si vives una consagración a Dios, Él quiere que llegues a la santidad también; si tienes un llamado al matrimonio y todavía no llega tu “ayuda adecuada” (cfr. Gen. 2, 18), Dios te inundará con los dones y carismas que necesitas para entregarte a Él. Si es así, podemos imaginar ¡cuántas gracias recibió José para ser el padre adoptivo del Hijo de Dios y el esposo de la Madre de Dios!

En nuestra Iglesia hay una tradición de considerar a San José como la persona más santa después de la misma Santa Madre. De hecho, algunos doctores de la Iglesia han dicho que no hay ninguna gracia que se le haya concedido a otro santo (con excepción de María) que no se le haya concedido a José también.

Aún con las gracias que necesitamos para nuestra santidad, ser justo, ser santo, no es nada fácil. Requiere de esfuerzo, de lucha para alcanzar la virtud. Requiere de una actitud y forma de pensar específicas para querer hacer lo correcto y aceptar la gracia de Dios.

Debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Quiero hacer lo que es correcto a los ojos de Dios?; ¿tengo apertura a que la gracia de Dios transforme mi corazón y mi mente para crecer en la virtud de la justicia?; ¿quiero desarrollar la integridad y el carácter de San José?


Tarea de hoy: Decide actuar con completa honestidad, verdad y justicia en este día, en las interacciones en tu trabajo, en tu comunidad y en tu familia.


Pidámosle a San José que ore por nosotros a Dios para que nos conceda gracias que nos lleven a la santidad: San José, justísimo, ora para que pueda crecer en la virtud de la justicia. Ayúdame a examinar mi vida para ver si realmente acepto todo lo que Dios quiere de mí. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


VENI CREATOR (VEN ESPÍRITU CREADOR)

Ven, Creador, Espíritu amoroso, ven y visita el alma que a ti clama, y con tu soberana gracia inflama los pechos que criaste poderoso.

Tú, que abogado fiel eres llamado, del Altísimo don, perenne fuente de vida eterna, caridad ferviente, espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones, fiel promesa del Padre soberano;
Tú eres el dedo de su diestra mano; Tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos, del corazón ahuyenta la tibieza, haznos vencer la corporal flaqueza con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti nuestro enemigo desterrado, gocemos de paz santa duradera,
y siendo nuestro guía en la carrera, todo daño evitemos y pecado.

Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo soberano omnipotente
y a Ti, Espíritu de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos.

¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos Cristo óyenos
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo Dios Ten misericordia de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Ilustre descendiente de David Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios Ruega por nosotros
Casto guardián de la Virgen Ruega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de Dios Ruega por nosotros
Ferviente defensor de Cristo Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia Ruega por nosotros
José, justísimo Ruega por nosotros
José. castísimo Ruega por nosotros
José, prudentísimo Ruega por nosotros
José, valentísimo Ruega por nosotros
José, obedientísimo Ruega por nosotros
José, fidelísimo Ruega por nosotros
Espejo de paciencia Ruega por nosotros
Amante de la pobreza Ruega por nosotros
Modelo de los trabajadores Ruega por nosotros
Gloria de la vida doméstica Ruega por nosotros
Custodio de las Vírgenes Ruega por nosotros
Pilar de las familias Ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos Ruega por nosotros
Esperanza de los enfermos Ruega por nosotros
Patrón de los moribundos Ruega por nosotros
Terror de los demonios Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo     Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casa y príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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