Consagración a San José: Día 7

SAN JOSÉ, JEFE DE LA SAGRADA FAMILIA..

Dirección:

La familia de Jesús se componía de su madre, su padre y Él: «Su madre le dijo: Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres» (Lc. 1, 48b.51-52)

Jesús, María y José son los integrantes de la Sagrada Familia. Cada uno con un papel único: Jesús es Dios hecho hombre, María, la Madre de Dios y José, el jefe de la Sagrada Familia. Por treinta años, Jesús y María lo honraron y obedecieron. La Santa Iglesia Católica enseña, a través de las Escrituras y de la tradición, que el esposo es el jefe de la familia y que Dios le ha concedido autoridad sobre su esposa e hijos: «Sean dóciles los unos a los otros por consideración a Cristo: las mujeres a su marido, como si fuera el Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo» (Ef. 5, 21-23)

Este don de la autoridad no le otorga al esposo mayor dignidad que a la esposa. Ambos son miembros iguales de la alianza matrimonial, como se refleja al Dios crear a la mujer del costado del hombre (no de su cabeza o de sus pies): «Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne» (Gen. 2, 22-24)

Los esposos tienen el liderazgo espiritual de la familia, sin embargo, Dios puso la condición de que ellos deben de entregarse totalmente a sus esposas, servirlas siempre y si es necesario, dar su propia vida por ellas. «Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef. 5, 25)

En nuestra Iglesia siempre hemos tenido la costumbre de anunciar que, en una familia: “el esposo es la cabeza y la esposa el corazón”. Nadie de nosotros puede vivir sin alguna de esas dos partes del cuerpo y tanto la cabeza como el corazón son necesarios para vivir.

A ejemplo de San José, el cristiano muere a sí mismo y pone como prioridad las necesidades de su familia (también de su familia espiritual) por encima de las suyas, se preocupa por el bienestar espiritual de todos, busca maneras de ayudar a sus miembros a crecer en su relación con Dios, provee apoyo físico y ánimo; siempre está listo para proteger, ayudar y defender; está firme en las buenas y en las malas, y sobre todo, está preparado para dar la vida por aquellos que han sido confiados a su cuidado.

Jesús y María se deleitaron en el liderazgo de San José. Las familias y las parroquias de todo el mundo se fortalecerían muchísimo si los esposos, los padres de familia y los sacerdotes imitaran a San José y si las esposas, hijos y fieles laicos imitaran a Jesús y a María en su docilidad y obediencia.


Tarea de hoy: Piensa en una manera de “morir a ti mismo” poniendo como prioridad las necesidades de tu familia o comunidad sobre las tuyas. Como una idea, podrías hacer un día de ayuno a pan y agua y regalarle algo de comer a alguien a que lo necesite.


Pidámosle a San José para que nos ayude a imitar a la Sagrada Familia en su liderazgo y obediencia: San José, jefe de la Sagrada Familia, ayúdame a vivir mi papel como cabeza de mi hogar, de mi empresa, o mi comunidad en humilde servicio. Ayúdame también para ser dócil a obedecer a la cabeza que Dios ha puesto en mi familia, comunidad y trabajo. Ora para que tenga la gracia de imitar el amor de sacrificio de Cristo y amar a aquellos que Él ha confiado a mi cuidado. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén


VENI CREATOR (VEN ESPÍRITU CREADOR)

Ven, Creador, Espíritu amoroso, ven y visita el alma que a ti clama, y con tu soberana gracia inflama los pechos que criaste poderoso.

Tú, que abogado fiel eres llamado, del Altísimo don, perenne fuente de vida eterna, caridad ferviente, espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones, fiel promesa del Padre soberano;
Tú eres el dedo de su diestra mano; Tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos, del corazón ahuyenta la tibieza, haznos vencer la corporal flaqueza con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti nuestro enemigo desterrado, gocemos de paz santa duradera,
y siendo nuestro guía en la carrera, todo daño evitemos y pecado.

Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo soberano omnipotente
y a Ti, Espíritu de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos.

¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos Cristo óyenos
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo Dios Ten misericordia de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Ilustre descendiente de David Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios Ruega por nosotros
Casto guardián de la Virgen Ruega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de Dios Ruega por nosotros
Ferviente defensor de Cristo Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia Ruega por nosotros
José, justísimo Ruega por nosotros
José. castísimo Ruega por nosotros
José, prudentísimo Ruega por nosotros
José, valentísimo Ruega por nosotros
José, obedientísimo Ruega por nosotros
José, fidelísimo Ruega por nosotros
Espejo de paciencia Ruega por nosotros
Amante de la pobreza Ruega por nosotros
Modelo de los trabajadores Ruega por nosotros
Gloria de la vida doméstica Ruega por nosotros
Custodio de las Vírgenes Ruega por nosotros
Pilar de las familias Ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos Ruega por nosotros
Esperanza de los enfermos Ruega por nosotros
Patrón de los moribundos Ruega por nosotros
Terror de los demonios Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo     Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casa y príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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