Consagración a San José: Día 1

SAN JOSÉ, EL ILUSTRE DESCENDIENTE DE DAVID.

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Los profetas del Antiguo Testamento proclamaron que el Mesías surgiría de la semilla del rey David. Dios, a través del profeta Natán dijo a David que su descendiente sería el Rey de todas las naciones para siempre: «El Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa. Sí, cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Él edificará una casa para mi Nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real» (2a Samuel 7, 11b-13)

José, el esposo de María y padre adoptivo de Jesús, era descendiente David. Los Evangelios de Mateo y Lucas muestran que el linaje noble de José proviene del rey David. Cuando el ángel instruyó a José para que lleve a María a su casa, lo llamó “Hijo de David”: «Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo» (Mt. 1, 20)

El ángel estaba recordándole a José que él tiene sangre de reyes y le anunció la tarea que tiene en la venida del Mesías. Uno de los papeles de José es ser el padre del Rey de reyes y Señor de señores.

Aunque Jesús no es el hijo biológico de José, Él es el hijo de José por ley y, por lo tanto, posee los derechos legales para considerarse también descendiente del rey David. ¡Jesús es el descendiente que debe reinar para siempre!

Como a José, Dios nos da a cada uno de nosotros una misión en su plan de salvación. Hemos nacido en este tiempo y estamos en medio de la batalla espiritual que otorgará el triunfo al Inmaculado Corazón de María: «Tú, que eres mi hijo, fortalécete con la gracia de Cristo Jesús. El que es soldado pone todo su empeño en cumplir la voluntad del que lo reclutó, y no se mete en otras cosas que lo distraigan. Trata de que Dios pueda contar contigo; sé como un obrero irreprensible, experto en el manejo de la palabra de la verdad. No participes en conversaciones inútiles y extrañas a la fe, que solamente hacen progresar en la ignorancia de Dios. Evita los deseos desordenados, propios de la juventud. Busca la rectitud, la fe, el amor, y ten buenas relaciones con aquellos que invocan al Señor con corazón puro. Pero evita las cuestiones tontas e inútiles, pues sabes que originan peleas. Un servidor del Señor no debe ser peleador, sino comprensivo con todos, buen pedagogo, paciente en las incomprensiones. Reprenderá a los rebeldes con dulzura: quizá Dios les conceda que se conviertan y descubran la verdad, liberándose de los lazos del diablo que los tiene sometidos a su voluntad» (2a Tim. 2, 1.3.15-16.22-26)


Tarea de hoy: Reflexiona en el papel que Dios, tu Padre, te ha dado y cómo estás aportando a la Misión y a las personas que Él te ha confiado para llevarlas a estar más cerca de Dios (tu trabajo, tu comunidad, tu conyugue, tus hijos, ahijados y hermanos, pero también otros familiares, amigos y conocidos que Dios ha puesto en tu camino).


Pidámosle a San José su ayuda e intercesión para que podamos cumplir nuestro papel de guardianes del tesoro que Dios nos ha confiado: “Noble San José, ilustre descendiente de David, ora por mí para que pueda tener la gracia de llevar a cabo mi papel y cuidar a las personas que Dios me ha confiado” ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


VENI CREATOR (VEN ESPÍRITU CREADOR)

Ven, Creador, Espíritu amoroso, ven y visita el alma que a ti clama, y con tu soberana gracia inflama los pechos que criaste poderoso.

Tú, que abogado fiel eres llamado, del Altísimo don, perenne fuente de vida eterna, caridad ferviente, espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones, fiel promesa del Padre soberano;
Tú eres el dedo de su diestra mano; Tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos, del corazón ahuyenta la tibieza, haznos vencer la corporal flaqueza con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti nuestro enemigo desterrado, gocemos de paz santa duradera,
y siendo nuestro guía en la carrera, todo daño evitemos y pecado.

Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo soberano omnipotente
y a Ti, Espíritu de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos.

¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos Cristo óyenos
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundoTen misericordia de nosotros
Dios Espíritu SantoTen misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo DiosTen misericordia de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Ilustre descendiente de David Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios Ruega por nosotros
Casto guardián de la Virgen Ruega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de Dios Ruega por nosotros
Ferviente defensor de CristoRuega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia Ruega por nosotros
José, justísimo Ruega por nosotros
José. castísimoRuega por nosotros
José, prudentísimoRuega por nosotros
José, valentísimoRuega por nosotros
José, obedientísimoRuega por nosotros
José, fidelísimoRuega por nosotros
Espejo de pacienciaRuega por nosotros
Amante de la pobrezaRuega por nosotros
Modelo de los trabajadores Ruega por nosotros
Gloria de la vida doméstica Ruega por nosotros
Custodio de las Vírgenes Ruega por nosotros
Pilar de las familias Ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos Ruega por nosotros
Esperanza de los enfermos Ruega por nosotros
Patrón de los moribundos Ruega por nosotros
Terror de los demonios Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoPerdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoEscúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundoTen piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casa y príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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