Consagración a San José: Día 10

SAN JOSÉ, PRUDENTÍSIMO.

Consagración a SAN JOSÉ

Dirección:

La prudencia es la madre de todas las virtudes y es la virtud clave en la tradición moral cristiana. Prudencia es la habilidad de realizar juicios correctos. Nos ayuda a determinar nuestro verdadero bien en cada circunstancia.

La sabiduría y la prudencia van de la mano porque la sabiduría es el conocimiento combinado con la experiencia práctica necesaria para usarla de manera efectiva en el momento correcto o en la situación adecuada; mientras que la prudencia es la habilidad de actuar de acuerdo con el conocimiento y la sabiduría.

Dice el Libro de los Proverbios: «Prefieran mi instrucción a la plata, y prefieran la ciencia más que el oro puro. Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y ninguna joya se le puede igualar. Yo, la Sabiduría, convivo con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión» Proverbios 8, 10-12

En cada situación de la vida, San José fue un modelo de prudencia: oró y esperó en el Señor a que le revelara los misterios del embarazo de su esposa virgen, educó a Jesús, verdadero Dios y Hombre. Además, cada vez que José supo cuál era la voluntad de Dios, actuó con decisión, rapidez y acierto. No lo hizo de forma precipitada ni tímida, sino con prudencia.

San José en cada situación de su vida permitió que la prudencia gobernara sus acciones.

La vida diaria brinda innumerables oportunidades para ejercitar la virtud de la prudencia. Algunas acciones son malas en sí mismas y nunca deberán realizarse, pero la mayor parte de la vida requiere de juicios prudentes.


Tarea de hoy: Reflexiona unos minutos: ¿hay situaciones en mi vida en este momento que requieran de gran sabiduría y prudencia para saber qué es lo correcto? Si es así, identifícalas y decide buscar la sabiduría de Dios por medio del consejo y de la oración para actuar según la Voluntad de Dios.


Oremos y pidámosle a San José un aumento en prudencia: Prudentísimo San José, ayúdame a aumentar la virtud de la prudencia. Guíame para hacer lo correcto sin importar cuánto tenga que sufrir por ello. ¡Amén!


ORACIONES:  Las siguientes oraciones deben ser recitadas después de la meditación de cada día, según las instrucciones de cada uno de los días.


INICIO PARA TODOS LOS DÍAS:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. ¡Amén!


LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos Cristo óyenos
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un sólo Dios Ten misericordia de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Ilustre descendiente de David Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios Ruega por nosotros
Casto guardián de la Virgen Ruega por nosotros
Padre adoptivo del Hijo de Dios Ruega por nosotros
Ferviente defensor de Cristo Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia Ruega por nosotros
José, justísimo Ruega por nosotros
José. castísimo Ruega por nosotros
José, prudentísimo Ruega por nosotros
José, valentísimo Ruega por nosotros
José, obedientísimo Ruega por nosotros
José, fidelísimo Ruega por nosotros
Espejo de paciencia Ruega por nosotros
Amante de la pobreza Ruega por nosotros
Modelo de los trabajadores Ruega por nosotros
Gloria de la vida doméstica Ruega por nosotros
Custodio de las Vírgenes Ruega por nosotros
Pilar de las familias Ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos Ruega por nosotros
Esperanza de los enfermos Ruega por nosotros
Patrón de los moribundos Ruega por nosotros
Terror de los demonios Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo     Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad y misericordia de nosotros
Lo hizo Señor de su casa y príncipe de todas sus posesiones.

Oremos: Oh, Dios, que en tu amorosa providencia, elegiste a San José para ser el esposo de tu Santísima Madre, concédenos el favor de tenerlo como nuestro intercesor en el cielo y al que veneramos como nuestro protector en la Tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amen!

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