LA BIBLIA A TRAVÉS DE MARÍA DÍA 18

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Virgen durante y después del parto

El dogma de la perpetua virginidad de María está arraigado en las Sagradas Escrituras, pero eso no ha evitado que a lo largo de los siglos haya personas que tratan de usar las Escrituras para cuestionarlo, especialmente la parte de la virginidad de María después del nacimiento de Cristo. Actualmente hay muchos protestantes que cuestionan las enseñanzas de la Iglesia sobre la virginidad de María.

Este tema es muy importante para la mayoría de los protestantes. Hasta Martin Lutero, padre del protestantismo, creía en la perpetua virginidad de María, por lo tanto, este rechazo es una novedad en la historia del cristianismo:

“Él, Cristo, nuestro salvador, fue el fruto real y natural del vientre virginal de María… Esto fue sin la cooperación de un hombre, y ella permaneció virgen después… Cristo… fue el único Hijo de María, y la Virgen María no tuvo hijos aparte de Él… Me inclino a aceptar a quienes declaran que “hermanos” realmente significa “primos” aquí, ya que el escritor sagrado y los judíos en general siempre llamaban hermanos a los primos” Martín Lutero, Sermones sobre el Evangelio de Juan, capítulos 1-4

La primogenitura

Una cita muy usada para atacar la virginidad perpetua se encuentra en el hecho de que Jesús es el “primogénito” de María: «Y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue» Lc. 2, 7 o San Pablo nos dice que Jesús es el primogénito entre muchos hermanos, ¡nosotros!: «En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó» Rom. 8, 29-30 (Nosotros somos los hermanos menores de Jesús)

La palabra “primogénito” de Lucas no presenta ninguna dificultad porque era un término legal en Israel que se aplicaba al hijo que “abría el vientre”, y se aplicaba al primer nacido sin importar si la mujer llega o no a tener más hijos: «El primogénito de Eliezer, Rejabías. Eliezer no tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos» 1ª Cro. 23, 17 Eliezer tuvo un primogénito: Rejabías, ¡pero Eliezer no tuvo más hijos!, por lo cual, ser el primogénito en la Biblia no quiere decir que implique que tengas hermanos menores, ni que los vayas a tener en algún momento.

Los hermanos de Jesús

Además de la primogenitura, la mayoría de los argumentos en contra, se han sostenido en los pasajes del Nuevo Testamento que se refieren a los hermanos de Jesús; los podemos encontrar en tres de los cuatro Evangelios, por ejemplo: «¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?». Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo» Mc. 6, 3

La cuestión de los hermanos de Jesús parece complicada, pero esta pregunta es fácil de responder con el estudio del hebreo. La palabra hebrea para “hermano” es mucho más inclusiva que en nuestro idioma, porque significa “pariente masculino cercano”, lo cual incluye primos, tíos, tíos abuelos, etc.

En el antiguo hebreo no existía una palabra para “primo”; los judíos de la época de Jesús llamaban “hermano” a un primo y de igual manera pasaba con el arameo, el idioma que hablaba Jesús y otros antiguos idiomas semíticos (en esto Lutero tenía razón). Los antiguos judíos, cuando escribían en griego hacían lo mismo, a pesar de que en el griego sí existe una palabra para “primo” que es distinta que la de “hermano”.

Los antiguos judíos usaban la palabra “hermano” para referirse a otros parientes, porque así es como estaban acostumbrados a hablar en su lengua materna. Los traductores de la Septuaginta, la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, se refiere a Lot como el hermano de Abraham, aunque sabemos que Lot era realmente el sobrino de Abraham: «Abraham dijo a Lot: «No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos» Gen. 13, 8

Aquellos identificados como hermanos de Jesús en Mt. 13, 55 están identificados en los Evangelios explícitamente como los hijos de “la otra María”; en otras palabras, ellos no son hijos de la madre de Jesús, sino de otra María. «Había allí muchas mujeres que miraban de lejos: eran las mismas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José y la madre de los hijos de Zebedeo» Mat. 27, 55-56 «Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé» Mc. 15, 40 El matrimonio de María y José.

Otro argumento común en contra de la perpetua virginidad de María está basado en pasajes de la Biblia que parecen insinuar que María y José tuvieron relaciones matrimoniales después del nacimiento de Jesús, por ejemplo: «Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de empezar a vivir juntos ellos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo» Mt. 1, 18 La frase: “antes de empezar a vivir juntos” nos dice que María era virgen en el momento de quedar embarazada.

El término “desposada” es importante, pues María y José estaban casados; en épocas modernas si escuchamos “desposados”, creemos que es como darle el anillo a la novia para estar comprometidos, sin embargo, en el contexto del Antiguo Israel, muchos expertos, incluyendo san Juan Pablo II en su exhortación apostólica Redemptoris Custos, (Guardian del Redentor), nos explican que el matrimonio judío era un proceso de dos partes. Esto nos indica que María y José estaban legalmente casados cuando el ángel Gabriel se presentó a ella.

1.Primero es el matrimonio legal (los desposorios).
2.Más tarde, el hombre llevaría a su esposa a vivir con él (las bodas).

Ese es el significado de “desposada”, y dado que María estaba casada legalmente, ella estuvo abierta a la idea de concebir un hijo por obra del Espíritu Santo. Otro versículo usado por aquellos que sostienen que María y José tuvieron relaciones sexuales, está en Mateo: «Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús» Mt. 1, 25

Las palabras “no la conocía” se refieren a tener relaciones sexuales. En la Biblia se encuentra en varios pasajes; la frase “hasta que” es la que usan para atacar la virginidad de María. La frase “hasta que” es “heos hou” en griego; aquellos que citan estos textos, dicen que el uso de las palabras “antes” y “hasta” o “hasta que”, implican que María y José se “conocieron”, es decir, tuvieron relaciones sexuales después del nacimiento de Jesús.

Estos argumentos fueron contestados hace 1600 años cuando fueron planteados por primera vez por un hereje llamado Elvidio y fueron contestados por el gran experto bíblico San Jerónimo, el cual contestó a Elvidio a través de la Biblia con varios ejemplos. Para responderle a Elvidio, Jerónimo escribió: “La misma Escritura, que muchas veces denota por su uso “hasta” un tiempo fijo (él mismo nos dijo esto) [y que] frecuentemente el tiempo sin limitación, como cuando Dios por la boca del profeta dice a ciertas personas, “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré” [cfr. Is. 46,4]. ¿Dejará Él de ser Dios cuando ellos sean ancianos?” Jerónimo, Contra Elvidio, 6 Le pregunta a Elvidio que si Dios dejará de ser Dios cuando ellos sean ancianos, la respuesta obvia es ¡no!

Para aclarar aún más el punto, Jerónimo citó a Jesús: “Y el Salvador en el Evangelio dice a los Apóstoles, “y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” [cfr. Mateo 28:20b]. ¿Acaso el Señor después del fin del mundo abandonará a Sus discípulos, y al mismo tiempo que estarán sentados en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel estarán privados de la compañía de su Señor?” Jerónimo, Contra Elvidio, 6 En esta cita, en la cual también se usa “heos”, Jerónimo le pregunta a Elvidio que si él piensa que el Señor abandonará a sus discípulos después del fin del mundo. ¡Claro queno!

En el segundo libro de Samuel viene otro ejemplo «Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte» 2ª Sam. 6, 23 Mical no tuvo hijos hasta (heos) el día de su muerte. Obviamente el uso de la palabra “hasta” (heos), no implica que ella tuvo hijos después de su muerte. Ya que se usa la misma palabra griega: heos, igual que en Mateo 1, 28 y Mateo 28, 20, este versículo podría ser traducido como: “Mical no tuvo hijos durante toda su vida”. De hecho, algunas Biblias lo traducen así.

No se puede decir que “hasta que”, implica que María y José alguna vez tuvieron relaciones sexuales, sino que implica que, hasta ese momento, no las habían tenido.

No conozco varón

Existen muchos ejemplos en las Escrituras, pero lo que estos pasajes nos enseñan, es que lo que algunas personas creen que las Escrituras insinúan con el uso de las palabras “antes” y “hasta que”, no tienen el significado que ellos les dan; lo que sí sugieren, es que mucho antes de que el ángel Gabriel se le apareciera a María, ella ya había hecho una promesa de virginidad perpetua o por lo menos tenía la intención de permanecer virgen para siempre. Cuando Gabriel le anunció a María que ella daría a luz un hijo, su respuesta fue: ««¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»» Lc. 1, 34 Una traducción apropiada para esta oración es: “Cómo será esto puesto que no tengo relaciones sexuales (ni tendré) con ningún hombre?”

Cualquiera de las interpretaciones de María no tiene ningún sentido a no ser que ella tuviera intención de permanecer virgen o que ya hubiera realizado su voto de virginidad perpetua. ¿Por qué? Porque en el momento en que Gabriel se le apareció, María estaba desposada con José, por lo que era lógico que ella tendría relaciones sexuales tarde o temprano con su esposo. Pero a juzgar por la pregunta que ella hizo, pareciera que María pensaba que eso no era posible; la suposición detrás de las palabras de María es que ella tenía la intención de permanecer virgen. También podemos asumir que José sabía esto, lo aceptó y estaba preparado para respetar esa decisión.

Algunas personas se oponen a esta interpretación y dicen que el celibato era algo extraño a la cultura judía. Es cierto que las intenciones de permanecer virgen y las promesas de celibato no eran comunes en el antiguo Israel, pero tampoco eran algo inaudito: Jesús era célibe, igual que San Pablo, los sacerdotes levitas debían mantener el celibato cuando ofrecían servicios e el Templo, y los pergaminos del Mar Muerto confirman que el celibato era una práctica común en algunos de los grupos judíos. Las condiciones y reglamento para el celibato en el antiguo Israel lo podemos ver en el capítulo 30 del Libro de Números.

Todo esto sirve para demostrar que no es tan descabellado que María tuviera esta intención o que ella pudiera haber hecho un voto de virginidad.

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